Curada por Olivier Saillard, director del Musée Galliera de París y uno de los más destacados curadores de moda del mundo, la exposición traza el gran viaje que Louis Vuitton emprendió en 1854 (año en que la firma fue fundada), a través de los archivos de los miembros de la familia fundadora de la maison, hasta nuestros días, con aquellos personajes que continúan escribiendo la historia de la marca.

Que la exposición se presente en Nueva York cobra cierta relevancia, ya que desde finales del siglo XIX Louis Vuitton ha mantenido fuertes lazos con los Estados Unidos de América. Georges Vuitton —hijo del fundador— presentó la maison por primera vez en el continente americano en la Feria Mundial de Chicago, en 1893, y comenzó a vender productos de la firma en Nueva York y Filadelfia a partir de 1898. Pronto, sus productos cobraron fama entre las familias y los personajes más destacados de la sociedad norteamericana, como Vanderbilt y Rockefeller, Mary Pickford, Lauren Bacall, Ernest Hemingway y F. Scott Fitzgerald, entre otros. En años más recientes, las colaboraciones con artistas contemporáneos como Stephen Sprouse y Jeff Koons han añadido un nuevo capítulo a la relación entre Louis Vuitton y los Estados Unidos.

“Louis Vuitton siempre ha estado a la vanguardia en la creación e innovación. Tomando inspiración de manera constante de nuestro pasado, creamos las tendencias del presente. Olivier Saillard se ha adentrado en los archivos de Louis Vuitton para descifrar sus secretos, y entrega una visión fresca de nuestro pasado, presente y futuro”, comentó Michael Burke, CEO de la firma francesa.

Este viaje temático, cuya museografía corrió a cargo del director artístico y diseñador de escenografía Robert Carsen, está dividido en diez salas, que tratan desde el objeto más simbólico de la maison: un baúl antiguo creado con un estilo contemporáneo, pasando por objetos y documentos de los archivos del legado de Louis Vuitton, artículos seleccionados en préstamo por parte del Palais Galliera, del Musée de la Mode de la Ville de Paris, así como de las colecciones Hillwood y Lyndhurst, y concluye con la historia en común entre Louis Vuitton y los Estados Unidos de América, particularmente con la ciudad de Nueva York. Ahí se incluye una selección de piezas históricas y un espacio dedicado a vestidos para alfombra roja, y una sección dedicada al savoir-faire de los artesanos que trabajan diariamente en los talleres de Louis Vuitton.