FUEGOS LA: el sabor argentino que conquistó Los Ángeles con alma, diseño y pasión

En el corazón de South LA, donde el arte, la cultura y la comunidad convergen, dos creativos argentinos decidieron transformar una crisis en oportunidad. Federico y Max, exdirectores de arte en la industria del cine y la televisión, encontraron en las empanadas un nuevo lenguaje para contar historias: las suyas, las nuestras, las que nos unen a todos alrededor del fuego.

FUEGOS LA no es solo un restaurante: es un proyecto de vida, una celebración del sabor, del diseño y del encuentro humano. Charlamos en exclusiva con Federico y Max, fundadores del espacio, para conocer cómo fue reinventarse desde Hollywood hasta la gastronomía, y por qué su propuesta conquistó al exigente paladar angelino.


Fede y Max, venían del mundo del diseño de producción en Hollywood. ¿Cómo fue el proceso de reinventarte como emprendedor gastronómico y qué aprendizajes te dejó esa transición?

Venimos de una buena situación en la industria del entretenimiento como set designers. Pero cuando comenzaron las huelgas, todo se detuvo, y los grandes estudios empezaron a mirar hacia otras ciudades. Eso nos sacudió. Yo siempre le decía a Max: “Si algo pasa, me pongo a hacer empanadas.” Y acá estamos. FUEGOS LA nació del amor por nuestra cultura, la comida y ese fuego familiar que llevamos dentro.


FUEGOS LA nació en plena crisis de la industria. ¿Por qué apostaste por las empanadas como el eje del proyecto?

La empanada fue siempre nuestro “plan B”, pero también un deseo real. Como buenos foodies, no encontrábamos en LA un lugar que ofreciera buena comida argentina, con calidad y una experiencia estética cuidada. Nosotros queríamos algo más: un lugar donde cada detalle —desde el ambiente hasta la música— acompañe al sabor. Como diseñadores, siempre buscamos contar una historia completa.


¿Cómo influyó tu formación en arte y diseño en la experiencia FUEGOS?

Totalmente. Nuestra experiencia creando espacios para grandes estudios nos dio herramientas para pensar cada rincón de FUEGOS como una puesta en escena. Viajamos mucho, exploramos culturas, y todo eso se ve reflejado en el ambiente. Queríamos que la gente no solo venga a comer, sino a vivir algo distinto, a desconectar del ritmo de LA y conectar con el momento.


Las empanadas de FUEGOS tienen un enfoque gourmet. ¿Qué hace la diferencia?

Primero, la materia prima: usamos productos premium. Segundo, cada receta tiene un ingrediente secreto: amor. Y tercero, cada plato busca evocar una memoria, un recuerdo, algo emocional. Una empanada puede ser simple, pero cuando está bien hecha, te toca el alma. Eso es lo que buscamos, y por eso nos ganamos el título de “la mejor empanada de Los Ángeles”.


¿Cómo fue el proceso de pasar de vender desde casa a tener un local propio?

Difícil, como todo lo bueno. Arrancamos organizando cenas privadas en casa, probando recetas. Después empezamos a vender empanadas congeladas y hacíamos delivery nosotros mismos. Luego alquilamos una ghost kitchen, pero las reglas cambiaron. Y ahí, el universo conspiró a favor: mi vecino me contó de un local a cinco minutos de casa… y así comenzó FUEGOS como lo conocen hoy.

© Rebecca Peloquin

FUEGOS se presenta como un espacio de comunidad. ¿Cómo transmiten ese espíritu en la experiencia diaria?

Cuidamos la sobremesa. Nos formamos en hospitalidad y aprendimos que la mayoría de los restaurantes buscan que el cliente se vaya rápido. Nosotros hacemos lo contrario: que se queden, que hablen con otros, que vivan algo distinto. Conocemos a nuestros clientes por su nombre, escuchamos sus historias, compartimos las nuestras… y eso genera algo muy especial.


Ofrecen opciones veganas y gluten free. ¿Cómo equilibran autenticidad con tendencias alimentarias?

Nosotros somos argentinos, sí. Pero FUEGOS es el resultado de nuestra experiencia personal, de nuestros viajes. Sentimos que se puede comer rico siendo vegano, con sabor y sazón. Y fue un desafío que abrazamos con gusto. Hoy también tenemos empanadas sin gluten en todos los sabores. La idea es incluir, no excluir.


Recientemente abrieron un wine bar. ¿Cómo surgió esa expansión?

Sentíamos que faltaba completar la experiencia con una cena más relajada, con vino argentino. Así nació nuestro wine bar. Ahora también tenemos desayunos, café, medialunas y un camión donde hacemos asado. Vamos sumando propuestas que nos representan.


¿Qué estrategias de marketing les funcionaron mejor en LA?

Las redes sociales fueron clave. Insistimos mucho con medios gastronómicos hasta que vinieron y se enamoraron del proyecto. Como creativos, el diseño y la comunicación se nos dan bien, pero lo que más funciona es ser genuinos: mostrar nuestra historia, sin filtros.


¿Qué le dirías a alguien que está pensando en un cambio de carrera radical como el tuyo?

Que escuche a sus tripas. Que confíe en el proceso y se anime a salir de la zona de confort. Cuando te alineás con tu propósito, todo fluye. Lo vivimos nosotros. Hay magia del otro lado del miedo.


¿Qué viene para FUEGOS? ¿Hay nuevos proyectos en camino?

Queremos comprar la propiedad donde está el local y desarrollar un mercado de comida callejera de Latinoamérica. Es un proyecto grande, nos da vértigo, pero también mucha ilusión.


¿Qué significa hoy el éxito para vos?

Después de Japón entendimos que el éxito está en lo simple. En compartir momentos con la gente que querés, en transformar lo cotidiano en algo especial. FUEGOS es eso: un lugar donde lo random se vuelve memorable.


FUEGOS LA es más que un restaurante: es una historia de resiliencia, creatividad y amor por las raíces. Es una prueba de que los sueños se cocinan a fuego lento… y saben mejor cuando se comparten.

📍 Podés visitar FUEGOS en South LA o seguirlos en @fuegos.la para descubrir la magia detrás de cada empanada.

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