Por Agustina Van Der Tuin.
Desde su creación, el tapabocas siempre tuvo una connotación sanitaria: se lo asocia a enfermedades y a personas que trabajan en clínicas u hospitales. Hoy, en un mundo en estado de alerta por el avance de Covid – 19 no es un secreto que esta herramienta de salubridad salió a las calles y ya forma parte del día a día de todos nosotros.

Según la definición de la Real Academia Española el barbijo es una: Pieza de tela con que, por asepsia, los médicos y auxiliares se cubren la boca y la nariz. Sorpresa, el 2020 amplió el público de este instrumento y también su significado.
Tomemos como ejemplo de esto a las grandes marcas de moda que complementaron sus colecciones con barbijos de diseñador. Desde las casas de haute couture como Gucci, Louis Vuitton y Fendi hasta diseñadores locales como Benito Fernández y Adriana Costantini adaptaron a su estilo este nuevo “accesorio”.

En palabras del diseñador y ganador del programa Corte y Confección 2019, Gerardo Casas: “Creo que el tapabocas pasa a ser un accesorio más de nuestro outfit. Ya que estamos obligados a usarlo debemos incorporarlo como algo más de nuestra imagen personal”. Es que el barbijo ya no es exclusivo del personal de salud y refleja lo que experimenta la sociedad tanto como cualquier indumentaria.

Es obvio que no es la primera vez que este recurso se une a la sociedad, ya en muchos países de Asia y algunos de Europa se usaba como un medio de protección contra distintas enfermedades . Pero, es la primera vez que el cubre boca tiene un alcance mundial y lleva a una nueva perspectiva entre los miembros de una comunidad.
Si entendemos entonces a la moda y sus productos como parte de la cultura, los barbijos son un nuevo integrante. Un elemento que nació con fines sanitarios, hoy cumple también el rol de símbolo: el de la unión de toda la humanidad contra un mismo virus.