Por Ananda Biasi
En el universo de la alta joyería, pocas creaciones han logrado trascender el tiempo con la gracia y el simbolismo del anillo Trinity de Cartier. Desde su nacimiento en 1924, esta pieza, con sus tres aros entrelazados de oro amarillo, rosa y blanco, ha sido un reflejo de la unión, el amor y la diversidad. Un siglo después, la Maison rinde homenaje a este ícono con una serie de celebraciones alrededor del mundo, y São Paulo se convirtió en el escenario de una de las veladas más exclusivas en honor a su centenario.
El pasado 13 de noviembre, Cartier y la curadora de arte Camila Yunes orquestaron una cena íntima que reunió a clientes, amigos y amantes de la Maison en un espacio donde la historia y la modernidad se encontraron en perfecta armonía. Entre luces cálidas y una atmósfera de refinamiento absoluto, los invitados fueron testigos de una noche que no solo conmemoró el legado de Trinity, sino que también reafirmó el lugar de Cartier como guardián de la elegancia y la innovación.
Para Cartier, el número tres encierra un simbolismo poderoso. Desde su fundación hace más de 170 años por Louis-François Cartier, fue la tercera generación de la familia, representada por los hermanos Louis, Pierre y Jacques, la que posicionó a la marca como un referente global. Con la apertura de boutiques en París, Londres y Nueva York, lograron consolidar una visión que entrelazó tradición y modernidad, del mismo modo en que Trinity enlaza metales preciosos en una sola pieza cargada de significado.
La velada en São Paulo fue un tributo a esta herencia. Los asistentes, entre los que destacaron figuras como Marcela Tranchesi, Maria Braz, Borsoi y Reis Rodrigues, disfrutaron de una experiencia sensorial única, enriquecida por un pocket show de la talentosa Clara Buarque. La música envolvió la noche con una cadencia sutil, un eco de la atemporalidad que define a Cartier y a su icónica joya.
A lo largo del 2024, la Maison ha celebrado este hito con eventos alrededor del mundo, cada uno reflejando la esencia del Trinity: la fusión de emociones, historia y arte. La cena en São Paulo fue más que un homenaje; fue una declaración de que la elegancia no es efímera, sino eterna, como los lazos que el Trinity simboliza. Un siglo después, sigue siendo testimonio de lo inmutable: el amor, la unión y la belleza atemporal de Cartier.
