En el corazón de Brickell, donde el concreto abraza al mar y la noche florece con neón y estilo, se alza Gekkō: el restaurante del ícono mundial Bad Bunny, co-creado con el poder restaurantero de David Grutman. Gekkō —que en japonés quiere decir “luz de luna”— es más que un steakhouse japonés; es un escenario donde la cocina y la celebridad danzan a media luz Tripadvisor+15Food & Wine+15Vogue+15.
La periodista gourmet y experta en fine dining Lucia Ugarte se adentró en sus sombras terrosas y su brillo dorado para probar un menú que promete ser una experiencia de lujo, sabor y espectáculo.
Ambiente y estética: la luna se viste de terciopelo
Desde su llegada, Gekkō seduce con un interior diseñado por Rockwell Group: techos tipo catedral en negro mate, banquetes de terciopelo joya, una escultura de dragón en oro sobre fondo rojo, y una instalación central de cuerdas doradas que cuelgan como un halo lunar. El efecto es íntimo y teatral, ideal para quien busca algo más que una cena: una atmósfera que habla de glamour sin esfuerzo.



Sabores que susurran sofisticación
Lucia Ugarte comenzó con el famoso Japanese milk bread servido con mantequilla de nori-crunch: esponjoso, cálido, un preludio dulce-salado que te avisa que estás en otro nivel.
Luego llegó la wedge salad reinventada: lechuga en cuña con aderezo de yuzu buttermilk, bacon ahumado y roquefort, un juego de texturas y audacia cítrica.
Entre los crudos, el plato “Lava & Ice” combina ostras Kumamoto con granita de sandía y chiles fresnos picantes; un choque de frío y calor que despierta el paladar con gracia. El sushi ofrece desde hamachi crudo y atún azul picante hasta el Otoro con hoja de oro de 24 k, una extravagancia visual que seduce tanto como el sabor.
Como plato fuerte, Ugarte optó por el Dover sole Meunière, servido con mantequilla marrón y ponzu de sésamo, presentado con huesos erguidos como obra escultórica. También degustó el New York strip prime de 12 oz, jugoso, tierno y perfectamente grillado, acompañado por puré de patata púrpura de Okinawa con toques de wasabi.
Un favorito de Bad Bunny es el lobster fried rice (unos $42), arroz frito con langosta y XO sauce, intensamente sabroso, ideal para terminar con indulgencia.

Cocktails y final dulce: un cierre con estilo
La velada se iluminó con un cóctel llamado Cafecito con Leche, una mezcla de vodka, café cubano y coquito puertorriqueño que combina identidades con elegancia. El postre destacó con un banana pagoda: plátano caramelizado coronado por una galleta de cinco especias y una presentación escultural, una sinfonía de dulce gravedad.
Gekkō, donde la luna y el sabor se funden
Gekkō es, sin duda, una joya en el firmamento culinario de Miami: ambicioso, teatral, exquisitamente decorado y con una carta que fusiona la elegancia japonesa con cortes de carne premium y mariscos de lujo. Sin embargo, como apuntan algunas reseñas críticas, a veces brilla más por su star power que por la innovación gastronómica pura.



Para Lucia Ugarte, la experiencia fue un poema en tres actos: ambiente de cine, platos con dirección artística y sabores que rinden homenaje a la lógica del exceso elegante.
En resumen: Gekkō es el escenario perfecto para quienes buscan una cena que se sienta como espectáculo. Si querés vivir una noche “moonlit” con corte internacional, estilo y el eco de una superestrella como Bad Bunny, este es tu destino. Y si, por otro lado, buscás más autenticidad culinaria que brillo, tal vez valga comparar con otras joyas gastronómicas de Miami.