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8M, no es solo una fecha

¿Qué hay de cierto en la brecha entre el hombre y la mujer? ¿Es real la diferencia o solo se trata de la educación y los conceptos que son transmitidos -casi ciegamente- de generación en generación?

Alrededor del mundo, en todo tipo de medios, estudios, informes, puertas vecinas y propias, encontramos la incuestionable brecha en materia de género y el acceso al mercado laboral, a mejores oportunidades, a una compensación acorde al desempeño real. La lista es infinita.

Hay datos que abruman, aterran, nos hacen sentir prehistóricos e inmóviles. Y he aquí la cuestión, la inconsistencia. Del otro lado, pero en el recorrido de una misma línea temporal, se nos presenta un relevamiento inmenso de una sociedad evolucionada, dinámica, flexible.

Entonces, la duda, el enojo innegable, el cortocircuito. ¿Cómo pueden convivir estos dos panoramas, sin hacernos un ruido estridente de alarma que demanda actualización de datos urgente?

Está demostrado – ¿cuántas evidencias más necesitamos? – que seguir divididos, aplastar, encerrar, reprimir a un género (o intentarlo), renovar una lucha de poder sin sentido, solo para demostrar algún tipo de superioridad que quedó obsoleta, no hace más que detenernos en el camino de la evolución. Esta tendencia, sostenida por un grupo horriblemente enorme, que no se entrega a ceder, nos cierra las puertas hacia una sociedad mejor, hacia una verdadera comunidad de personas aportando sus talentos únicos para construir algo superior, para elevarnos.

Entonces, en pleno siglo XXI y con una pandemia que llegó, entre otras cosas, para hacernos entender como humanidad, la inevitable necesidad del cambio, ¿servirá sostener ideales que no solo dividen, sino que tapan los verdaderos talentos de las personas, independientemente de su género?

Es bueno el ejercicio de hacer lupa en la información que nos potencia, inspira, y dan ganas de confiar en el ser humano. Que invita a jugársela por quienes dejan las etiquetas de lado y se sumergen en una apuesta por la transformación.

Por Horacio Llovet, co fundador de Nawaiam